Las dudas sobre el Tamiflu
Quizás hoy el nombre ya ha sido olvidado pero durante la
pandemia de gripe porcina que afectó al mundo en 2009, el nombre de Tamiflu
(oseltamivir) estaba en boca de muchos.
La compañía no ha entregado los datos
de la evidencia sobre
la efectividad de Tamiflu.
Se trataba del fármaco que utilizaron muchos países para
tratar la infección de influenza el cual, aunque no era una cura, se dijo que
reducía la duración de la enfermedad y la posibilidad de que la gente
desarrollara complicaciones serias.
El medicamento antiviral continúa siendo utilizado como
tratamiento de primera línea para la gripe en muchos países.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha colocado en su lista de
Medicinas Esenciales.
Sin embargo, su efectividad está ahora siendo puesta en duda
por algunos científicos.
Un informe publicado en British Medical Journal (Revista
Médica Británica) afirma que los efectos del fármaco son "inciertos".
Según un estudio llevada a cabo por Cochrane Collaboration
-un centro que se encarga de revisar la evidencia de tratamientos médicos- a
pesar de que la empresa que lo produce, la farmacéutica Roche, prometió hace
dos años entregar los datos que prueban su eficacia y seguridad para someterlos
a una revisión independiente, hasta ahora no lo ha hecho.
Durante la pandemia de gripe, e incluso desde el brote de
gripe aviar en 2005, muchos países en todo el mundo invirtieron millones de
dólares en reabastecer sus reservas de Tamiflu.
Datos del Departamento de Salud en el Reino Unido, por
ejemplo, indican que el gobierno de este país ordenó 14,6 millones de dosis en
2009 con un costo de US$310 millones.
Inconsistencias
Los ensayos clínicos presentados mostraban que el fármaco
ayudaba a aliviar los síntomas serios de la influenza y a reducir las
hospitalizaciones en 60%.
Para confirmarlo los investigadores de Cochrane decidieron
revisar la evidencia de esas afirmaciones.
"En diciembre 2009 Roche prometió entregar todos los
informes de estudios a cualquier investigador legítimo. A pesar de nuestros
repetidos pedidos, no han entregado un solo informe de un estudio completo a
Cochrane."
Pero su investigación, afirman, se vio obstaculizada
"por la renuencia de Roche de entregar todos los detalles de los 10
ensayos llevados a cabo con el medicamento".
La compañía, dicen, sólo entregó información parcial.
Y se encontraron "inconsistencias en los informes
publicados y una posible falta de información sobre los efectos
secundarios".
Cochrane afirma que "la renuencia de Roche de ofrecer
acceso a sus datos plantea preguntas críticas no resueltas sobre qué tan bien
funciona el antiviral".
Otra investigación, llevada a cabo por la propia BMJ,
encontró diferencias en el enfoque hacia Tamiflu en las distintas agencias
reguladoras de medicamentos en el mundo.
Esto, dice la publicación, "está conduciendo a mensajes
conflictivos sobre la efectividad" del fármaco.
Tal como señala la doctora Fiona Godlee, editora en jefe de la BMJ, "las discrepancias
entre las conclusiones alcanzadas por los distintos reguladores alrededor del
mundo pone de manifiesto la absurda situación en que nos encontramos".
"En un mundo globalizado, los reguladores deben
cooperar y compartir sus recursos limitados. De lo contrario continuaremos
perdiendo dinero y arriesgando la salud de la gente en fármacos que no
funcionan" agrega.
Roche, por su parte, sostiene que entregó al equipo de
Cochrane información suficiente para conducir su evaluación, pero el equipo de
Cochrane afirma que no es así.
Según el profesor Peter Doshi, de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns
Hopkins, Estados Unidos, quien dirigió el estudio de Cochrane, "en
diciembre 2009 Roche prometió entregar todos los informes de estudios a
cualquier investigador legítimo".
"A pesar de nuestros repetidos pedidos, no han
entregado un solo informe de un estudio completo a Cochrane".